Mujeres Corazones de Fuego
Héroes de la Fe
Sin embargo la memoria me
reclama diciéndome que esas mujeres valientes con corazones de fuego, muy pocas
podrán leer el mensaje porque su vida se ha reducido a un albergue, a un
espacio en el que fueron "acomodadas" las familias en espera de que
las autoridades responsables les hagan justicia y, en el peor de los casos, ni
siquiera sean "reconocidas" como lo que son, víctimas de los
intereses de líderes corruptos que a costa de lo que sea inclusive de la
violación de cualquier derecho, quieren mantener su liderazgo y obtener
beneficios mayormente económicos escondiéndose en los "usos y
costumbres", provocando reacciones agresivas de intolerancia en contra de
las minorías como en lo que nos ocupa, los grupos Cristianos Evangélicos. Las
mujeres a las que me refiero, no tienen internet para leer esto, no tienen
tiempo para revisar lo que se publica en redes sociales, muchos ni siquiera
saben leer las letras de los libros o de los letreros o de las leyes en donde
se "defiende" sus derechos; pero lo que si saben leer es el corazón
de Dios, quien les da un motivo de vida, una esperanza, nuevas fuerzas cada día
y sobre todo saben que los acompaña en donde quiera que vayan y que todos los
días en su oración piden a Dios por sus agresores y las autoridades que deben hacer justicia para que sean
transformados sus corazones para bien; es entonces cuando entiendo, valoro y
lucho porque ese tesoro tan preciado que muchos con todo el dinero del mundo,
no tienen: una sonrisa sincera.
Escribo a todos aquellos y
aquellas que no quieren vivir una vida vacía en la que los saludos y los buenos
deseos, son simples cumplidos, sin corazón, sin sentimientos, sin amor; para
aquellos que quieran compartir el reto de intentar mejorar sus condiciones y llenarlas de amor con acciones; los que prefieren una sonrisa sincera y
compartir la alegría de la esperanza en la que Jesucristo es el centro y el
motivo de vida a través de ellas.
Escribo
pues, a las mujeres que también han asumido el reto de acompañarles en su
sufrimiento para hacer menos difícil su vida, aquellas que no se limitan en darles un abrazo, de estrechar sus manos y compartir la alegría de una vida
llena, un corazón alegre y una esperanza de vida. Aquellas mujeres corazones de
fuego que han asumido el reto de lograr una sonrisa en otros dejándose guiar
por Dios hacia una amor vivo que tiene nombre y apellido. CoC.
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